La casa de te de la luna de Agosto

Ayer, un espacio de tiempo que engloba mis últimas 48 horas de manera desordenada, tuve la oportunidad de volver a ver “La casa de te de la luna de Agosto” una película en la que Marlon Brando se hace pasar por un Japonés.
Liante y filosófico el japonés ejerce de interprete de un sargento americano que va a democratizar una aldea de una isla del pacífico. No creo que sea preciso comentar más, no soy ningún destripa finales pero he de reconocer que es una de las mejores películas que he visto, ya sea por el surrealismo de ver a Vito Corleone de tal guisa o por el particular encanto de la aldea japonesa.

Destination Zululand

Me miras y me preguntas por que existen atemporalmente todo tipo de canciones populares cuya letra no tiene gran significado y yo te hablo de los Zulúes. Antes no te caía bien, pero ahora estoy seguro del todo. Los Zulúes van prácticamente en bolas y están morenos, los zulúes viven en un estado vacacional constante, todo el mundo adora a los zulúes, los zulúes tienen un rey que podría o pudiese parecerse a Elvis si Elvis fuese de Zimbawe y no de Memphis. Elvis se movía como un poseído, la población Zulú canta u baila en la ducha canciones de Elvis Prestley. En resumen. los músicos al igual que los zulúes, tienen una forma bastante boba de ver la vida.

Dormir de pie (y otros síntomas inequívocos de la resaca.)

Prometo que mañana no te prestaré atención y caminaré despacio para no dejar huellas. volvere a reírme de las cosas que a ti ni tan siquiera te hacen sonreir, y destruiré las esperanzas de mis asistentes por socializarme.

Y eso solo para empezar, por que frente a noches como esta no debería limitarme a cumplir con el protocolo habitual. Mañana, el teniente colombo me suplantará y asistirá somnoliento a tu recepción glamourosa.

Si le ves… salúdale de mi parte.

Síndrome Marty Mcfly

Conversación extraída de un vagón de cercanías, dos chicos y una chica quieren montar un grupo de rock´n´roll. A su lado, un servidor intenta leer un libro que no parece terminarse nunca..

- Lo primero que tenemos que hacer es cantar en ingles –
- Claro, es que esa es la primera norma básica para llegar a algo en esto –
- Y.. podríamos llamar a Javi que toca el bajo de la ostia –
- Pues mi hermana quiere tocar el bajo.. pero no tiene bajo –
- Lo malo es que Javi no va querer tocar con nosotros por que ya ha tocado en el Ritmo y Compás y se lo tiene muy subido-
- Ya ves, ¿le visteis? se puso un ventilador delante para que le menease el pelo y se pinto la cara de purpurina –
- Ya ves, es el mejor…-

Menos mal que no me podéis leer la mente por que estoy empezando a desear ansiosamente viajar al pasado para castrar a vuestros padres.

A miña casa non quero que veñas, sempre me fodes e nunca me empreñas…

No es la primera vez que me encuentro en una encrucijada a la hora de plantear mi procedencia, observo, ante mí, a un travelo desleído que me argumenta que no cumplo con la condición natal geográfica para declararme gallego y que por lo tanto no merezco ese honrado apelativo. Tiene razón, aunque sea un asexuado y un bastardo.

Lo que el no comprende es que su concepto de origen no se corresponde con el mío. Galicia es más que una frontera, Galicia es una idea universal, se es igual de gallego habiendo nacido en Galicia, que habiendo nacido en San Francisco, Cuba o Guadalajara. El gen gallego recorre el mundo y emigra de generación en generación adoptando extrañas formas y provocando extrañas coincidencias, de tal modo que no es difícil encontrarse con una cincuentena de gallegos en un partido de futbol en Alemania animando al Bayern de Munich, o a un gallego andando por el desierto del gobi acompañado de dos vascos que no se conocen de nada, o a un autobus entero de chinos que aseguran ser de Catoira. Esto me lleva a buscar una definición clara de lo que significa ser o no ser gallego.

Ser gallego es estar lo suficientemente aturdido como para sentirte desplazado en cualquier parte del mundo, (incluso en la misma Galicia).

Yo no hablo con Máquinas!!

Ayer noche tuve una extensa conversación con un contestador automático, estaba bastante preocupado por que su relación, aparentemente homosexual, con el portero automático, no le aportaba tanto como el, (el contestador), invertía en ella, (la relación). Una situación difícil, pensé, con mi cabeza de haragán, en presentarle a mi cajero, también automático, para que al menos le recompensase con dinero sus horas invertidas, pero no le dije nada, me cohiben las maquinas que quieren hablar con uno, así que colgué el teléfono y no deje ningún mensaje.

Seguramente por eso no te llamé para felicitarte.